domingo, 13 de septiembre de 2009

De vuelta a la Universidad

El año 2007 fue un año diferente para mí, me habían concedido una licencia para estudiar y me permitían desconectar un año de la ardua, compleja, divertida y excitante tarea de educar.
Me apetecía distanciarme de instituciones muy envaradas, de sistemas de organización un poco arcaicos, de modelos educativos un tanto cuestionables, de demasiadas cosas poco racionales en torno al arte de educar, de incoherencias en torno a esta profesión de las que como dice Miguel Ángel Santos (Catedrático de Didáctica y Organización Escolar) tenemos que reflexionar muchísimo.
Hoy quiero contaros mi viaje de vuelta a la universidad y sobre todo hablaros de Antropología y de un profesor: Antonio Pinto que nos enseñó a reflexionar; gracias Antonio por permitirnos reflexionar, gracias por hacernos pensar, gracias por permitirnos disfrutar de estas actividades tan bonitas, tan creativas, tan sorprendentes y tan entretenidas. Te agradezco el derroche de ilusión que pones en tus clases y como transmites esa ilusión. Creo que la Escuela, el Instituto, la Universidad tiene que formarnos para la vida y tú y tu asignatura consigue hacernos reflexivos, científicos, curiosos, buscadores de la realidad, holísticos, críticos.. (pócima interesante para vivir y para educar)
Tras unos cuantos años por el mundo de la educación como alumna y como docente he descubierto que el encontrar personas entregadas de una forma sincera y responsable a la causa “ del educar “cuesta verlo, ingenuamente cuando comencé en esta profesión pensé que era el denominador común pero años más tarde descubrí que son oasis en el desierto. Gracias por hacerme pensar, por saber escuchar, por ilusionar, por dejar participar y por enseñarnos a preguntar el por qué y sobre todo el cómo de las cosas.
Durante este viaje descubrí el Museo de Antropología de Madrid: la Antropología estudia a los seres humanos desde una perspectiva biológica, social y humanista. El Museo Nacional de Antropología nos ofrece, en cada uno de sus rincones una visión global de la cultura de diferentes pueblos y asimismo establece las semejanzas o diferencias culturales que les unen o separan para poner de manifiesto la riqueza y diversidad de las culturas existentes a lo largo del mundo, favorecer la comprensión intercultural y promover la tolerancia hacia otros pueblos y otras culturas. Sus fondos están formados por objetos procedentes de los cinco continentes, así como una colección de antropología física. Entre sus piezas encontramos una momia guanche, cabezas humanas reducidas por los jíbaros, parkas esquimales, armaduras filipinas, altares budistas, porcelana china, orfebrería oriental o útiles de las tribus nómadas del Sáhara etc.
Cada rincón del museo, cada color, cada sabor, cada olor, cada sonido y cada textura incita a la curiosidad. La indumentaria de cada cultura, las festividades tradicionales, la sensualidad, las músicas étnicas, la gastronomía de cada pueblo, sus ritos religiosos, sus costumbres provocan querer saber más de “los otros”.
Me llamó la atención:
·Descubrir que el envejecer y el morir es diferente para nosotros y para otras culturas.
·Ver la gran diferencia que existe en la idea que tenemos de hombre y mujer.
·El paso de la adolescencia a la vida adulta es muy significativo para muchas civilizaciones, en concreto en el Congo se hace un ritual en el que se incluía la circuncisión. En el pasado se pensaba que si la mujer contactaba con algún protagonista del ritual podía tener problemas de aborto o ginecológicos.
·Que determinados instrumentos y la realización de actividades con materiales tan rudimentarios se asemejan mucho a lo que actualmente nosotros tenemos, pero con más tecnología y con un coste muy grande.
·Es curioso descubrir que la mujer en muchas culturas juega un papel muy pasivo y secundario a favor de lo masculino. Paradójicamente años después seguimos poco más o menos igual.
·A pesar de la diversidad cultural y geográfica, muchas maneras de vestir, de creer, de comer, de convivir, de jugar, de comerciar etc son muy parecidas.

Este viaje por el museo te ayuda a comprender la forma de pensar de los demás y ver que no somos tan diferentes: creemos, jugamos, comemos, amamos, nos hacemos mayores etc. Al caminar por el museo uno descubre que hay que ser muy cauto a la hora de valorar a los otros, a sus creencias a su forma de vida. Hay que respetar y entender.
Otra de las asignaturas de las que pude disfrutar fue la Musicoterapia; gracias por permitirme perder el miedo que desde muy niña tenía a la música. Quizá fuese porque mi educación musical fuera mala: demasiada teoría frenética, mecánica y aburrida, demasiado docente ausente de dinamismo y anquilosado en viejos métodos tradicionales, sin tener en cuenta que el objetivo prioritario debería ser no tener miedo y no odiar hacer música. A pesar del frío del aula las clases fueron muy cálidas y acogedoras. Gracias por acercarnos la música de esta forma tan afable. Un recuerdo muy agradable me trae también el recordar las clases de Alfonso y su interés por la Lengua escrita y sus dificultades; con que cariño, con que amor trata su Área, y además lo contagía. Muchas gracias por lo que enseñas y como lo enseñas. Por último, me gustaría recordar a Mª Paz y a Samuel "profes" también muy implicados con esta ardua tarea de enseñar. Continuad así.

Gracias a todos, compañeros, profes y demás personal de la Uni. por la dosis de ilusión,energía y vida que me inyectasteis.

1 comentario:

  1. A.Pinto, se merece este homenaje y otros mil más como este. ¡Que gran maestro!

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